Las normas ISO 9000, emitidas por la Organización Internacional de Normalización (ISO), conforman un sistema de gestión de la empresa orientado a alcanzar la máxima satisfacción del cliente, a través de un producto o servicio de calidad respaldado por toda una práctica empresarial destinada a ese fin.
Dicha práctica empresarial aporta además otros beneficios a la organización: sistematiza, mediante documentación, actividades y funciones desarrolladas por los trabajadores; permite controlar mejor los procedimientos y calcular su rendimiento; y disminuye los procesos repetitivos, erróneos o poco eficaces, consiguiendo así obtener más productos o servicios de calidad y, por tanto, mejorar la eficiencia de la empresa.
El bloque normativo ISO de gestión de la calidad se divide en tres partes: ISO 9000 (principios y vocabulario); ISO 9001 (requisitos) ISO 9004 (enfoque de gestión).
Las normas recogen el contenido mínimo: requisitos, guías, herramientas y métodos de auditoria. Pero toda esta información está dada de una forma genérica para que pueda ser utilizada por cualquier empresa, independientemente del sector de actividad al que se dedique o del tamaño de la misma. La organización que desee implantar un sistema de calidad ISO deberá, con la ayuda de las normas, establecer su propio sistema de gestión de la calidad adaptado a sus características y necesidades.
Cómo se establece un sistema de gestión de la calidad propio
Con la ayuda de la norma ISO 9001 se puede obtener un sistema de gestión de la calidad certificado. La certificación sirve como garante de cara a otras empresas y clientes, ya que las normas son nacional e internacionalmente conocidas. La empresa, una vez que ha comprendido las normas, debe analizar su organización y decidir cuáles son los procesos, productos o servicios que quiere incluir en el proyecto.
Para elaborar su sistema de gestión deberá, para cada actividad seleccionada: llevar un control documentado y un registro de la calidad; realizar auditorías internas de comprobación; estudiar los productos que no alcanzan los objetivos; y aplicar acciones correctivas, si procede, y acciones preventivas.
La elaboración de ese sistema implica la participación de toda la organización. Esto supone que la plantilla al completo debe estar informada sobre su implantación y sobre la parte que les afecta. Deben conocer cómo pueden aportar y participar en el sistema de calidad continua y cómo se utilizan las nuevas herramientas (documentación, auditorias, registros…).
Para obtener el certificado la empresa debe solicitar una Auditoría de Certificación a un Organismo certificador. El organismo revisa la documentación aportada por la empresa (conocido como Manual de calidad), comprueba que el sistema de gestión de la calidad existe y cumple la normativa; y, si la cumple, expide un certificado con una vigencia de 3 años. En el caso de encontrar deficiencias la empresa dispone de un plazo de 30 días para rectificarlas.
Si la empresa no está segura de haber alcanzado los estándares de calidad exigidos en la norma, es posible solicitar a los mismos organismos una preauditoría antes de la Auditoria de Certificación.