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Tarjetas de débito y crédito y en el pequeño comercio

Tarjetas en el comercio

En 2018, el 82,2% de las compras realizadas en los pequeños comercios fueron pagadas mediante tarjeta de débito. 8 de cada 10 personas dicen ser titulares de alguna tarjeta de crédito o débito; pero solo el 58% del pequeño comercio acepta el pago con la misma.

¿Qué indican estos datos? Que el 42% restante de los pequeños comerciantes están perdiendo oportunidades de negocio por no ofrecer a sus clientes esta forma de pago.

¿Cuáles son las ventajas de las tarjetas de crédito y débito?

- La primera, y ya mencionada en los párrafos anteriores, es que aceptar el dinero plástico o electrónico (las tarjetas de crédito y de débito) puede aumentar las ventas hasta en un 30%. Este aumento se produce por la inmediatez y comodidad del pago. El cliente no necesita planificar su compra (pasar por un cajero) ni tampoco se limita a un presupuesto preconcebido (el dinero ya sacado en el cajero que le hace plantearse varias veces el gasto).

Cuando el pago se puede realizar mediante tarjeta, el impulso de compra encuentra menos límites, hace que el cliente se lo piense menos, y, si el producto le parece bueno o una oportunidad, es más probable que realice la compra.  Mientras que si debe ir a un cajero y después ir al comercio para hacer el pago puede ocurrir que se lo piense dos veces, que reduzca el presupuesto, que aplace la compra o que, incluso, decida que en el fondo no lo necesita.

El importe medio de las compras que se realizan con tarjeta es más alto (3156€ anuales/persona en España en 2018) que el que se realiza en efectivo. El ejemplo más notable de este hecho se da en los restaurantes: el promedio del gasto por cliente en efectivo es la mitad del que se hace en pagos con tarjeta.

El hecho de que las tarjetas funcionen las 24 horas del día también aumenta las posibilidades de venta.

- La segunda ventaja es la seguridad que ofrecen tanto al comprador como al vendedor. Reducir la cantidad de efectivo que se traslada (comprador) o se almacena en caja (vendedor) es más seguro por razones obvias: el importe robado o extraviado y el flujo de billetes falsos, si se diese alguno de los tres casos, se reducen. También se reduce la combinación de los mismos: si en una venta de 5 € el cliente paga con un billete de 20 € y este resulta ser falso, el comercio no solo pierde el producto sino que, además, pierde los 15 € que ha dado en concepto de cambio.

Siguiendo con la seguridad, el uso de tarjetas de crédito también supone un extra para el vendedor porque la venta está acreditada / asegurada por una entidad bancaria o empresa de gestión de tarjetas. Es decir, en el momento en el que se realiza la transacción con tarjeta, el banco queda como responsable del reintegro del importe al comercio, y los posibles problemas de insolvencia del cliente los tendrá que resolver el banco con el susodicho.

- La tercera ventaja es la agilidad en las transacciones y en las gestiones realizadas con el efectivo (arqueo de caja, conteo de billetes…).

- Cuarta, la entidad bancaria o empresa emisora de las tarjetas se encarga, normalmente, de ofrecer la infraestructura necesaria para operar con las mismas: datafono, lector de bandas magnéticas, publicidad identificativa de tarjetas para el comercio (pegatinas)…; y de dar formación para su correcta utilización y para evitar posibles fraudes de clientes (comprobación de firmas e identidad, no aceptar tarjetas dañadas…). El comercio además de pagar la comisión o la compra/alquiler del datafono debe proveer de la conexión telefónica para la transmisión de datos. Lo más efectivo es la contratación de tarifas planas de internet, las cuales permiten combinar usos: datafono, línea de teléfono, navegación por la red…

¿Cuál es el inconveniente de las tarjetas de crédito o débito?

El motivo por el que muchos pequeños comercios no ofrecen el pago mediante tarjeta a sus clientes es por la comisión que la entidad de crédito cobre por cada transacción (entre un 2% y un 8%). La comisión depende del banco, de su giro y de la facturación mensual.  Pero esta comisión, que produce una reducción de beneficios en cada venta individual, queda diluida, en la mayoría de los casos, en el conjunto de las ventas, suponiendo un porcentaje pequeño de pérdidas perfectamente soportable por el incremento de ventas producido. Es decir, no contratar un servicio de pago con tarjeta porque se va a perder un 3% (por ejemplo) de cada producto implica una pérdida mayor porque se pierde un incremento posible de ventas del 30%.

La comisión también queda compensada por el resto de ventajas ya comentadas que ofrece: seguridad, agilidad...

Una posible solución es calcular el precio de venta final del producto incluyendo esta comisión y acudir a la entidad emisora para negociar las condiciones de la tarjeta o a la competencia de la misma.