Tener un buen asesor legal y fiscal es esencial para aun autónomo y para una empresa. Del buen trabajo que desarrolle la asesoría depende que el empresario pueda llevar a cabo su labor profesional sin tener que preocuparse por el cumplimiento de sus obligaciones con Hacienda, la Seguridad Social y otras instituciones públicas.
A la hora de llevar a cabo la elección lo primero que hay que tener claro son los servicios que se desean contratar. Lo habitual es que siempre se contrate la asesoría fiscal, para que sea el gestor el que se encarga de llevar al día las obligaciones tributarias del empresario. En función del tipo de negocio también se pueden contratar otros servicios como el de asesoría laboral (si se tienen empleados) y el de asesoría contable.
Otro de los servicios más contratados es el de asesoramiento jurídico, para contar con protección frente a reclamaciones administrativas o fiscales o en cualquier asunto relativo al negocio.
Una vez que se tienen claros los servicios que se quieren contratar ya se puede comenzar a buscar asesor. En esto, como en todo, lo barato puede llegar a salir caro, así que no hay que tomar la decisión basándose únicamente en el precio.
Lo más recomendable es consultar con diversas asesorías e informarse sobre sus ofertas y sobre los servicios que ofrecen. Una primera toma de contacto para resolver dudas puede ser una buena forma de detectar si la asesoría cuenta con verdaderos profesionales.
Asesoría profesional para pymes y autónomos
Hoy en día se pueden encontrar asesorías online para empresas y autónomos. La elección entre una asesoría online o una tradicional es muy personal y va a depender mucho de las necesidades del profesional que contrata los servicios de la misma.
Ambos modelos de negocio tienen cosas positivas. Las asesorías online suelen ofrecer paquetes de servicios algo más económicos, mientras que en las asesorías presenciales siempre se tiene la garantía de conocer personalmente al encargado de gestionar los asuntos.
Un aspecto fundamental a tener en cuenta es que siempre es la asesoría la que debe estar al servicio del cliente, no al contrario. Esto implica que el gestor debe desarrollar su trabajo no sólo de forma eficiente, sino de forma que cause los menos trastornos posibles a su cliente.
Además, es importante que el gestor sea una persona responsable en su trabajo y que se involucre en la empresa o el negocio de su cliente y tenga un verdadero interés en la buena marcha de la misma. El asesor no sólo debe ser un gestor, sino que también debería ser capaz de ofrecer soluciones cuando aparecen ciertos problemas.
En definitiva, la asesoría escogida debe siempre contar con profesionales bien formados y capacitados, ofrecer un servicio de calidad y hacerlo además con un precio que se ajuste a las posibilidades económicas del cliente.
No obstante, hay que tener en cuenta que la elección no es definitiva. Si no se está contento con la asesoría elegida y el servicio que presta, siempre es posible cambiar de asesoría y encomendar la gestión a otros profesionales.