La llegada de la pandemia ha convertido el teletrabajo en algo mucho más habitual de lo que lo era hace un par de años. Sin embargo, los autónomos han sido pioneros en este campo. Algunos de ellos llevan décadas trabajando desde su domicilio, ya que esto les reporta más comodidad y les ayuda a ahorrar gastos.
Si estás pensando empezar a trabajar desde casa, debes tener en cuenta que contar con un espacio adecuado y un buen equipamiento es esencial para poder asumir tus obligaciones con la máxima eficiencia. Veamos qué es lo que no te puede faltar.
Declara tu vivienda como lugar de trabajo
Esto es lo primero que tienes que hacer. A través del Modelo 036 o del 037 le comunicas a Hacienda que vas a destinar una parte de tu casa a ejercer tu actividad profesional. A partir de ese momento puedes desgravarte gastos como el IBI, la tasa de basuras, el seguro de hogar y hasta los recibos de pago de la comunidad. Siempre en proporción a la parte de la vivienda que hayas convertido en espacio de trabajo.
Escoge tu espacio de trabajo
Será mucho mejor si puedes dedicar una habitación de tu casa a uso exclusivo como oficina. Si no es así, procura que el lugar elegido para trabajar tenga la máxima intimidad posible y te permita la concentración.
Asegúrate de que cuenta con una buena iluminación natural y prepáralo para convertirlo en una zona de trabajo. Es aconsejable darle una mano de pintura, escogiendo tonos que favorezcan la productividad.
Acierta con la iluminación y la temperatura
Tanto la luz de la que dispongas en tu zona de trabajo como la temperatura que haya en la misma van a influir en cómo se desarrollará tu jornada.
Como decíamos antes, procura escoger una zona con una buena iluminación natural, pero no te olvides de la iluminación artificial. Deja de lado las lámparas pensadas para decorar y escoge una iluminación LED de calidad. Además de la luz cenital incorpora una lámpara de sobremesa que te aporte iluminación de forma más directa.
Asegúrate de que tu zona de trabajo tiene ventilación natural y puedes regular la temperatura para no acabar pasando frío o calor ni en verano ni en invierno.
Usa muebles profesionales
Nada de experimentos con los muebles. Las oficinas que aparecen en revistas de decoración y en redes sociales son bonitas, pero poco prácticas. Un autónomo necesita un escritorio de calidad, con varios cajones que le permitan tener a mano todo lo que le hace falta sin necesidad de tener que estar levantándose constantemente.
Si no quieres pasar todo el día sentado, puedes plantearte adquirir un escritorio elevable, que te permitirá pasar algunos ratos trabajando de pie.
En cuanto a la silla, debe ser ergonómica. Solo así se consigue que las largas jornadas de trabajo no acaben pasando factura a las lumbares y las cervicales.
Tampoco deben faltar otros elementos de ergonomía y salud laboral como el reposamuñecas para el teclado del ordenador o el reposapiés.
Crea un área de descanso
Si las dimensiones de la habitación lo permiten, crea en tu oficina un pequeño área de descanso. Si no quieres distraerte por casa cuando llegue el momento de hacer un alto en el trabajo, contar con un pequeño sofá o una butaca te ayudará a desconectar y a no caer en distracciones.
Personaliza tu espacio de trabajo
Lo bueno de trabajar desde casa es que puedes diseñar tu espacio de trabajo acorde a tus gustos y tus necesidades. Tu oficina debe ser, ante todo, cómoda y práctica, pero también tiene que ser agradable.
Puedes incluir algún cuadro o lámina que te inspire, escoger unas plantas naturales que alegren el espacio y renueven el aire, tener cerca una foto de tus seres queridos, etc. Eso sí, ten en cuenta que sigue siendo un espacio para trabajar, así que nada de tener demasiadas cosas que puedan distraerte ni aquellas que no deberían estar ahí, como ropa en una silla.
Si consigues crear un espacio de trabajo en casa que sea cómodo y agradable, no tendrás ningún problema para concentrarte, y tus jornadas serán mucho más productivas.