La falta de liquidez es un problema habitual para los autónomos, y más todavía en el momento actual, cuando la morosidad y los retrasos en los pagos se han convertido en algo bastante frecuente. Sin embargo, las obligaciones no esperan. Cada mes los profesionales dados de alta en el RETA tienen que hacer frente al pago de la cuota de cotización que les corresponde.
Si no disponen de dinero suficiente y no han pedido una ampliación del plazo para pagar, la deuda queda pendiente, y es aquí cuando empiezan los problemas, porque tener deudas con la Seguridad Social puede dar lugar a consecuencias nefastas.
No pagar a tiempo, sale caro
La consecuencia más inmediata de no pagar una cuota de cotización es que la Seguridad Social va a reclamar el dinero que se le debe. Y no solo eso, la deuda va a empezar a crecer debido a la aplicación de los intereses de demora.
El recargo por pagar fuera de plazo es del 20%. Teniendo en cuenta que la cuota de cotización más baja ronda casi los 300 euros, sumarle un 20% más implica tener una deuda que es todavía más difícil de saldar que la deuda original.
Adiós a las bonificaciones
Si nunca es bueno tener deudas con la Seguridad Social, todavía es peor cuando se está recibiendo alguna bonificación. Porque dejar un solo pago pendiente implica perder de raíz las bonificaciones a las que se tenga derecho, por ejemplo, la tarifa plana si se trata de un nuevo autónomo.
Es cierto que una vez que se salda la deuda se recupera la bonificación, pero solo por el tiempo que quede pendiente, esos meses perdidos ya no se recuperan.
No se puede acceder a subvenciones públicas
La propia Ley General de Subvenciones establece como requisito para acceder a las ayudas públicas que los beneficiarios deben estar al corriente de pago de sus obligaciones con la Seguridad Social y también con Hacienda.
Por tanto, un autónomo que tenga deudas pendientes por cuotas impagadas no podrá acceder a subvenciones y ayudas públicas. Incluso en plena pandemia, los autónomos con deudas con la Seguridad Social se han visto privados de las ayudas.
Impiden el acceso a las prestaciones
Hay situaciones en las que un autónomo no puede trabajar, ya sea por estar enfermo o por haber tenido un hijo. Aunque la legislación establece que en estos casos se pasa a cobrar una prestación pública (por incapacidad temporal, por maternidad, etc.), las deudas de cotización suponen un obstáculo.
Si un profesional dado de alta en el RETA está en una situación que le da derecho a cobrar una prestación pública de Seguridad Social pero tiene deudas con este organismo, no cobrará la prestación hasta que no se haya puesto al día en sus obligaciones.
No se cobra la pensión de jubilación
Un autónomo que cumple todos los requisitos para jubilarse, no cobrará su pensión si tiene cantidades pendientes de pagar a la Seguridad Social.
La Administración le remitirá una invitación al pago y le dará un plazo de 30 días naturales para pagar la deuda. Si paga dentro del plazo se entenderá que cumplía la condición de estar al día en los pagos en el momento de acceder a la jubilación. Si paga después, empezará a cobrar la pensión el mes siguiente a aquel en el que hizo el abono. Por tanto, cuanto más se retrase el pago más se tarda en empezar a ser pensionista.
La otra opción que tiene el autónomo con deudas con la Seguridad Social es solicitar el aplazamiento del pago de las cuotas antes de pedir la jubilación. Si lo hace así, se considerará que está al día en el cumplimiento de sus obligaciones y empezará a cobrar la prestación por jubilación. Si luego no cumple con los plazos de pago pactados, se suspenderá la prestación hasta que haya abonado lo debido.
No se puede participar en concursos públicos
Las licitaciones públicas son una buena oportunidad de negocio para los autónomos. Sin embargo, uno de los requisitos generales para poder participar en un concurso público es estar al corriente de pago tanto con Hacienda como con la Seguridad Social. Así que, si se tienen deudas, los interesados no pueden participar en el concurso porque no cumplen con los requisitos para ello.
Está claro que lo mejor es no tener deudas con la Administración Pública. Si hay un problema de liquidez, conviene más pedir un aplazamiento de la deuda que dejar la cantidad sin pagar, puesto que el aplazamiento no priva del derecho a acceder a prestaciones.