Una de las actividades básicas y necesarias para las pymes es sin duda la inversión. La inversión se enfoca casi siempre a la adquisición de un material que nos ayudará a rentabilizar y sacar adelante nuestro negocio, facilitando la actividad, o simplemente permitiéndonos realizarla. En este caso, el presupuesto de una inversión hace referencia al cálculo que realizamos sobre los gastos e ingresos, de los pagos y cobros que vamos a tener que realizar o contabilizar mientras se desarrolle la vida útil de la inversión, es decir, el proceso de realización, mantenimiento y el posterior desprendimiento de la misma.
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La forma de estimar este presupuesto es la que se conoce como sistemática y que apela, en primer término a la experiencia pasada y a las previsiones que hay de futuro, siempre desde una óptica crítica que nos haga ser objetivos con las posibilidades de vida útil de la inversión, es decir, contemplando los riesgos con un espíritu crítico. También depende mucho del tipo de inversión, ya que aquellas que produzcan un elemento de cálculo más rápido y certero, menos riesgo conllevarán a la hora de valorar.
Esta operación es básica y su utilidad es innegable ya que nos ayuda a tomar decisiones a la hora de invertir y de realizar pronósticos. Además, es una forma de vincular las agendas presupuestarias con los planes de futuro, y así observar otras necesidades.
Para realizar este presupuesto necesitamos rodearnos de varios elementos, de conceptos y de actitudes, no obstante debemos resumirlas todas en los siguientes pasos necesarios:
En primer lugar una descripción certera de la inversión-compra, seguido de un dossier en el que se especifique la actividad o proyecto que se quiere realizar , es decir a qué va destinada la compra que realizaremos, después la previsión de fecha para la compra, los gastos que van a surgir de la compra hasta que la misma esté funcionando, el precio de la inversión y su tipo impositivo; muy importante es la forma de financiación, y los gastos que esto nos va a conllevar, en esta dirección podemos valorar las subvenciones disponibles, el consumo que nos producirá, un cálculo de la vida de utilidad que va a tener; es igual de importante el valor de amortización fiscal que nos puede producir; y como grupo temático final, los referentes al desmantelamiento, los gastos, el valor de desecho, y por último una valoración de la obsolescencia en el tipo de inversión.