Situaciones graves como la actual, sacan a la luz la vulnerabilidad de algunos colectivos especialmente expuestos a la precariedad, éste el caso de las empleadas domésticas, que están atravesando un momento particularmente difícil.
Sin derecho a paro
Durante décadas el trabajo doméstico ha formado parte de la economía sumergida. Se desconoce cuál es el número real de personas que trabajan en España en labores del hogar.
Hace unos años se impuso la obligatoriedad de que estos empleados tuvieran un contrato y estuvieran dados de alta en la Seguridad Social, pero a efectos prácticos son muy pocas las empleadas domésticas (la gran mayoría son mujeres) que se encuentran trabajando en situación regular.
Pero incluso para aquellas que tienen un contrato y cotizan a la Seguridad Social la protección sigue siendo insuficiente, puesto que este colectivo no cotiza por desempleo. Esto implica que por muchos años que lleven cotizados si se quedan sin empleo no van a tener acceso a una prestación que cubra temporalmente su falta de ingresos debida a la falta de trabajo.
Empleadas domésticas frente al coronavirus
Entre que muchas no cotizan y que las que lo hacen no tienen derecho al paro, todas esas empleadas domésticas que en las últimas semanas se han quedado sin trabajo se encuentran ahora en una situación especialmente vulnerable y difícil.
Sin ingresos, sin derecho a un subsidio y en muchos casos sin tener un colchón de ahorros que les permita subsistir, ya que en estos empleos el salario suele ser bastante bajo, puesto que en muchos casos no se desarrolla una jornada completa sino que se trabaja por horas.
Subsidio extraordinario
Las medidas de apoyo a los empleados del sector doméstico han tardado en llegar, pero por fin se han puesto en marcha. El pasado 1 de abril el Consejo de Ministros aprobó un subsidio extraordinario destinado a empleadas domésticas que se queden sin trabajo por el coronavirus, ya sea de forma total o parcial.
Eso sí, la ayuda solo está disponible para aquellas que hayan cotizado. La cuantía es el 70% de su base de cotización, con el límite máximo del SMI que ahora mismo está en 950 euros.
Dadas las peculiaridades de este colectivo, son muchas las empleadas que están dadas de alta por unas pocas horas pero en realidad trabajan más. Estas van a perder poder adquisitivo, ya que solo van a cobrar en proporción a lo que se haya declarado que trabajan.
Que el subsidio afecte al cese de actividad aunque este sea parcial implica que aquellas trabajadoras que normalmente se emplean en varios domicilios podrán acceder a la ayuda si dejan de trabajar en alguno de ellos, aunque mantengan su empleo en otros.
¿Cómo acceder a la prestación?
Los requisitos son los siguientes:
Que la empleada estuviera dada de alta en la Seguridad Social antes del 14 de marzo de 2020.
El despido o cese de actividad tiene que haberse dado a partir del 14 de marzo.
Declaración responsable del empleador acreditando la disminución total o parcial de servicios.
Cese de actividad que sea temporal (mientras dure el estado de alarma) o definitivo (si el empleador ha rescindido el contrato de trabajo).
Por el momento no se ha establecido un trámite de solicitud, se espera que el SEPE lo tenga listo en unos días. Una vez que el procedimiento se haya puesto en marcha las afectadas tendrán un plazo de 20 días para hacer su solicitud.
Mucho camino por recorrer
La crisis del COVID-19 ha conseguido dar voz al colectivo de empleadas domésticas y que sus reivindicaciones sean por fin públicas. Lo que piden los trabajadores del gremio es que España firme por fin el Convenio 189 de la OIT, que implica el reconocimiento de una prestación económica de desempleo para los trabajadores domésticos.
En 2018 el Gobierno liderado por Pedro Sánchez anunciaba su intención de firmar este Convenio, pero a día de hoy se sigue sin haber hecho nada en este sentido. Sin embargo, si este instrumento internacional estuviera ratificado ahora habría muchas más personas que contarían con una adecuada protección pública.
La firma del Convenio de la OIT es, por tanto, una asignatura más pendiente que se suma a las que habrá que afrontar tras la crisis del coronavirus.