Iberdrola es la primera empresa que se cambia al modelo salarial de productividad.
Es uno de los debates más ardiente del panorama laboral desde que Angela Merkel hiciera su viaje a España y presentara esa opción como una de las más viables hacia la viabilidad de las empresas.
Hasta ahora las empresas españolas venían vinculando los salarios al índice del IPC, es decir, cuando suben los precios y el coste de la vida, pues así suben los salarios. Parece que esta ha sido siempre una fórmula más o menos lógica, ya que los trabajadores no dejamos de cobrar para consumir lo que hacemos y manufacturamos, y de no ser así se produciría un desajuste en las economías familiares, como digo, eso en principio.
El problema resulta cuando las negociaciones colectivas hacen su previsión de aumento salarial, ya que el índice IPC que se tiene en cuenta siempre es el del ejercicio anterior y la tardanza de la negociaciones hace que en muchas ocasiones la negociación que desfasada, y más en épocas económicamente tan cambiantes como ésta.
Según lo datos que recoge Expansión, España es el país en el que más subieron los salarios el año pasado dentro de la zona euro. Con lo cual muchas empresas empiezan a plantearse la vinculación de los salarios a la productividad, es decir, según sean los ingresos así se revisan los salarios. Iberdrola ha sido la primera en hacer este cambio y muchas más empresas españolas empiezan a plantearse que ésta es la solución, ya que reduce los riesgos y supone mayor competitividad.
Lo que esperamos los asalariados es que esto no sea una excusa para revisar los salarios sin ser fieles a los ingresos.