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1 de mayo

Este año, mucho más especial

Sí, el Día Internacional de Trabajadores y Trabajadoras es especial. Han ocurrido acontecimientos muy relevantes en esta fecha, por supuesto vinculados a la reivindicación obrera (1886, huelga por la jornada de 8 horas y Revuelta de Haymarket, en el origen del Día Internacional del Trabajo; 1890, la primera celebración reivindicativa en España, hace 130 años).

Pero también en esta fecha de 1702 en España aparece el Monte de Piedad, antecedente de las cajas de ahorros; tal día como hoy en 1834 se abole la esclavitud en el imperio británico; en 1855 se aprueba en España la más importante de nuestras desamortizaciones de bienes en manos muertas, la de Madoz; en 1945 el ejército soviético iza su bandera en el Reichstag en Berlín, o en 1786 Mozart nos regaló el estreno de sus 'Bodas de Fígaro', por citar algunos ejemplos.

 

Este año, sin embargo, es más especial aún: la movilización reivindicativa adoptará fórmulas virtuales, en redes sociales y compartiremos cultura a través de ellas. Una buena parte de la población mundial estará confinada para combatir la pandemia y este drama nos provoca sabores diversos: de dolor, por la muerte de decenas de miles de personas en España; de rechazo, por el cerca del millón de puestos de trabajo perdidos hasta ahora; pero también de orgullo, por la respuesta del conjunto de la población y, muy especialmente, de los cientos de miles de trabajadoras y trabajadores de sanidad, de servicios sociales, de producción y distribución de alimentos y productos básicos, del transporte... Muchos de ellos desarrollando su labor en condiciones inaceptables, con un compromiso personal impresionante. Y también de satisfacción, por la apuesta realizada, en España y en Europa, para evitar la destrucción de empleo y sustituir rentas que, previo acuerdo de sindicatos y organizaciones empresariales, el Gobierno y la mayoría parlamentaria han articulado para atender a más de cinco millones de personas.

Finalmente, de conciencia de que esto no puede repetirse, que debemos estar mejor preparados para cualquier contingencia futura. Por eso hemos apostado por que se concrete el anunciado Pacto de Estado por la Reconstrucción, para que otro modelo de sociedad se abra paso, en la que los servicios públicos esenciales sean atendidos de forma prioritaria. Fortaleciendo lo que funciona y completando el desarrollo de lo que ha manifestado dramáticas carencias. En la que acabemos con una enfermedad que impregna nuestro mercado de trabajo desde 1984: la existencia de millones de personas, jóvenes y mujeres especialmente, condenadas a un periodo prolongado de rotación, temporalidad, precariedad e inseguridad laboral. En la que, de una vez por todas, la flexibilidad interna negociada y acordada sustituya a la desregulación y la indefensión de trabajadoras y trabajadores. En la que los sistemas de protección social se desarrollen de forma que los vacíos de cobertura en protección por desempleo o rentas mínimas garantizadas, desaparezcan; se refuerce y garantice la solidaridad intergeneracional a través de nuestro sistema de pensiones.

Es necesario que todos los protagonistas: representantes de la ciudadanía e interlocutores sociales, estén, estemos, a la altura de las circunstancias extraordinarias que vivimos y sepamos dar una respuesta adecuada para ello. Es la responsabilidad que hay que asumir ahora. No hay día mejor para recordarlo que un día muy especial: el 1º de mayo.