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Pymes y autónomos en España

La importancia de pymes y autónomos

En los últimos años hemos oído hablar con mucha frecuencia de la "Marca España", y cuando pensamos en ella nos vienen a la mente grandes empresas de capital español como BBVA o Inditex.

Es cierto que son empresas reconocidas a nivel mundial, pero no deberíamos perder de vista que son realmente los autónomos y las pymes los que mueven la economía de nuestro país.

Autónomos y pymes pesan mucho en la economía

Un reciente estudio de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) ha puesto de manifiesto que las pequeñas unidades económicas generan hasta un 70% del empleo mundial. Es cierto que es un estudio algo sesgado, puesto que no incluye datos de los países de América del Norte, pero, aún así, demuestra que, incluso en los países más ricos, el 58% del empleo está generado por pymes y autónomos.

Es más, la Organización Mundial del Trabajo aconseja a los estados apoyar a las pequeñas y medianas empresas, a los profesionales por cuenta propia y a las startups de forma prioritaria. Considera que son esenciales en todos los países, pero todavía más en aquellos en los que los ingresos son entre bajos y medios.

También desde Naciones Unidas se ha reconocido el peso de las pequeñas unidades económicas. Los datos de su Consejo Nacional reflejan que el 90% del tejido empresarial mundial está formado por pequeñas empresas, y que, éstas junto con los autónomos, generan entre un 60% y un 70% del empleo, así como un 50% del Producto Interior Bruto a nivel mundial. 

La ONU también tiene sus propias recomendaciones para aumentar todavía más la importancia que tienen en la economía autónomos y pymes, pero, entre todas ellas, destaca una: la necesidad de mejorar el acceso al crédito.

La importancia de las pymes y los autónomos en España

Si nos fijamos en una de las últimas estadísticas oficiales, en España, en diciembre de 2019, había un total de 2.880.123 empresas, de ellas 2.875.252 eran pymes que tenían hasta 249 empleados, mientras que el número de grandes empresas (más de 250 trabajadores) era de solo 4.871.

Autónomos y microempresas suponen más del 90% de la actividad empresarial de este país, así que el peso de las grandes empresas en nuestra economía es más bajo de lo que se suele pensar. Nuestras pequeñas unidades económicas dan empleo a algo más de 10.600.000 de personas y su peso en el PIB es cercano al 50%.

Pero, a pesar de esto, la principal organización empresarial de este país, la CEOE, se mantiene centrada en la defensa de los intereses de la gran empresa, aunque estos intereses choquen o vayan, muchas veces, directamente en contra de la pequeña y mediana empresa. Es más, la incorporación de ATA en CEOE, como organización la más representativa de los trabajadores por cuenta propia (según el modelo obsoleto y antidemocrático de representatividad vigente), hace aún más sangrante la desprotección de autónomos y pymes frente a las corporaciones del Ibex y las transnacionales.

Tamaño vs. productividad

Según los datos estadísticos, España es uno de los países europeos con mayor dependencia de las pymes. Son las pequeñas empresas de hostelería, turismo, construcción, las tiendas de barrio, etc. las que realmente mueven la economía.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destaca que la diferencia de productividad entre las grandes y las pequeñas empresas es notable, especialmente en sectores como el de los servicios o el de las manufacturas.

Pero esto no quiere decir que necesariamente una empresa grande sea más productiva. Los datos del Banco de España manifiestan que la productividad hace crecer a las empresas, pero no al contrario.

Uno de los objetivos públicos debería ser conseguir el crecimiento de las pymes españolas, de forma que puedan generar todavía más empleo y tenerlo más fácil a la hora de dar el paso de internacionalizarse. Se calcula que el PIB podría crecer hasta un 3,35% si nuestra estructura productiva se asemejara más al del resto de la Unión Europea.

Sobre este tema los expertos afirman que hay que poner el foco sobre la productividad, ya que si una empresa aumenta su productividad crece de forma automática. De ahí que el Banco de España haya señalado que lo importante no es realmente el tamaño de las empresas sino su productividad. Para conseguirlo se aboga por invertir más en I+D, formar a los trabajadores y aplicar nuevas formas de dirección y gestión empresarial.

Lamentablemente, el esfuerzo realizado en estas áreas es ridículo. Tan solo la formación goza de una promoción razonable. Y eso a pesar de los múltiples casos de corrupción en patronales y sindicatos, y de la picaresca, por parte de muchas empresas, a la hora de utilizar los fondos de formación bonificada.

¿Qué retos afrontan pymes y autónomos en España?

Está claro que las unidades económicas deben producir más para crecer, pero en España autónomos y pymes no lo tienen nada fácil. No es solo que soporten una mayor carga fiscal en comparación con las grandes empresas, sino que además deben competir con multinacionales que, en muchas ocasiones, generan empleo de poca calidad, gozan de regulaciones a la carta, disfrutan de grandes bonificaciones y aplican ingeniería fiscal para eludir al fisco.

En cuanto a los retos más inmediatos, hay dos que destacan especialmente: las dificultades de acceso a la financiación y el problema de abordar la transformación digital.

Transformación digital

Este proceso no se limita a hacer una inversión en hardware y software de última generación, sino a aplicar la tecnología de forma transversal en todos los procedimientos de la empresa, contribuyendo así a acabar con tareas repetitivas, acelerar los procesos y a mejorar la productividad.

Quedarse atrás en la transformación digital no es algo que afecte solo a pymes y autónomos. En este sentido, la patronal europea ha solicitado a los poderes públicos que den más apoyo a sus empresas para lograr la digitalización. El problema es que a la hora de afrontar cómo se lleva a cabo esa ayuda, no se tiene en cuenta que, a día de hoy, sigue habiendo muchos pequeños negocios que no cuentan ni siquiera con una página web, mientras que el objeto de la mayoría de ayudas y subvenciones se destinan a procesos de digitalización mucho más complejos y costosos.

Es necesario ampliar la formación en estas áreas y destinar ayudas a procesos básicos como fomentar la presencia de pymes y autónomos en la red.

Financiación

Poder acceder a los recursos económicos necesarios para poner en marcha o mantener en funcionamiento proyectos empresariales no es solo un reto, sino también una auténtica preocupación entre autónomos y pymes, que en muchos casos no saben qué hacer si reciben un “no” por parte del banco.

Aunque existen alternativas como los créditos ICO, lo cierto es que tanta burocracia hace que para empresas y profesionales el momento de buscar financiación sea una auténtica pesadilla. De hecho, aun habiendo sido avalados por el Gobierno, hace tan solo unos días que se conocía que apenas se han concedido el 25% de los créditos solicitados durante estos momentos de crisis.

La solución es compleja, porque dependemos de Europa en gran medida, pero los gobiernos deberían asegurar el acceso al crédito a la pequeña empresa, al tiempo que potencia y da seguridad a formas de financiación alternativas, por ejemplo, el crowdlending.

También aliviaría mucho a la pequeña y mediana empresa que, tanto las administraciones como las grandes empresas, dejaran de financiarse a su costa, en otras palabras, que pagasen sus compromisos en los plazos establecidos. Y es que, a pesar de contar con una ley contra la morosidad, las pymes y autónomos siguen siendo los principales damnificados de la morosidad de administraciones y grandes empresas.

La colaboración como elemento imprescindible

Es normal que las pequeñas y las medianas empresas y los profesionales se sientan un tanto desamparados y perdidos en un sistema que parece estar hecho a medida de las grandes empresas. 

Retomando el viejo dicho de “la unión hace la fuerza” cada vez hay más pymes y autónomos dispuestos a colaborar entre sí para generar sinergias. Unir fuerzas permite aprovechar mejor los recursos y las capacidades.

Pero llegar a esa colaboración no es algo sencillo, puesto que sigue imperando la idea de que la competencia es el enemigo y que hay que luchar contra él a toda costa. Si conseguimos dejar de lado esta absurda creencia, pymes y autónomos seremos mucho más fuertes a la hora de hacer frente a las grandes empresas y de abordar grandes retos, como el de la internacionalización.

Se trata de implementar modelos colaborativos, ya sea desarrollando partes de un proceso, integrando esfuerzos para generar mayor capacidad de compra, de venta o compartiendo el conocimiento. En fin, vernos como posibles aliados, que con la colaboración acaban ganando ventaja competitiva y destacando en el mercado.

Es hora de que pymes y autónomos dejen de esperar a que se construya el entorno perfecto para ellos y busquen alternativas para ser ellos los creadores de ese entorno ideal.