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La dificultad de emprender en entornos rurales

Los efectos que la despoblación y el abandono están provocando en el mundo rural son palpables y se manifiestan en múltiples formas, incluso en el descontrolado crecimiento de grandes incendios.

Mientras la población española ha crecido en un 40% desde 1975, la mayoría de la geografía española ha perdido población en este período, y se multiplican los municipios de tamaño reducido.

En España menos del 10% de los municipios tiene más de 10.000 habitantes, y casi el 50% tiene menos de 500 habitantes, y lo que es peor en una tendencia claramente negativa y alarmante.

Podríamos pensar que esto es fruto del desarrollismo propio de la industrialización del país y su inclusión dentro de los países más desarrollados del mundo, y siendo cierto, obviaríamos que es también resultado del abandono y la desatención de estos núcleos de población y sus habitantes por parte de las administraciones públicas.

Hasta tal punto ha llegado el olvido, que la ausencia de infraestructuras propias del s.XXI, ya sean carreteras, líneas ferroviarias o el acceso a la sociedad de la información ya provocan que sea imposible emprender en ciertas áreas del país y que en la práctica totalidad del mundo rural sea imposible, hoy, implementar una actividad empresarial que necesite mano de obra intensiva.

Según un estudio del Banco de España el riesgo de despoblación de municipios del territorio español es de un 42%, una amenaza seis veces mayor a la de los países de nuestro entorno como Italia, Alemania o Francia.

Tanto la densidad de población como la pirámide poblacional complican el emprendimiento en las áreas rurales de nuestro país, y los ínfimos esfuerzos por parte de las diferentes administraciones en crear las condiciones necesarias tanto para evitar la despoblación como para atraer iniciativas emprendedoras hacen el resto.

A pesar de ello, son muchas las oportunidades que el mundo rural puede prestar para el emprendimiento.

En primer lugar ofrecen grandes extensiones ideales para la ganadería extensiva, que al mismo tiempo son una herramienta eficaz para la gestión ambiental y la lucha contra incendios, ofrecen también la posibilidad de desarrollar agricultura de proximidad, incluso la posibilidad de instalar fuentes de generación de energía renovable. También ofrecen un proyecto de vida a las nuevas generaciones cuyas profesiones les permiten poder teletrabajar (siempre que las administraciones provean de los mínimos requisitos de accesibilidad) o desarrollar comercio digital, entre otras posibilidades.

A lo largo y ancho del país contamos con experiencias exitosas tanto de emprendimiento rural como de atracción de nuevos habitantes que prefieren vivir en entornos rurales, ahora bien, sin el esfuerzo, el compromiso y la voluntad política de las administraciones es ciertamente complicado que el rumbo que ha tomado el mundo rural en nuestro país cambie.

La despoblación es uno de los grandes retos políticos que enfrenta Europa, y en el caso de España se manifiesta con especial crudeza como ya se ha apuntado.

Si efectivamente nuestro proyecto de país implica frenar el despoblamiento rural, e intentar reequilibrar la relación rural-urbano o, al menos, hacer que esa brecha no siga creciendo, ha llegado el momento de actuar, así como desde los municipios, las comarcas y las provincias se exija al Gobierno de España, pero también y, especialmente, a los Gobiernos Autonómicos su implicación en este objetivo, que hasta el momento sólo ha sido merecedor de buenas palabras y poco más.

En primer lugar se han de crear las condiciones necesarias a nivel de infraestructuras, accesos digitales y servicios, igualmente se han de desarrollar programas junto a las Universidades para atraer talento joven creando hubs de desarrollo emprendedor y dotados  de los servicios necesarios, los cuales también son posibles alejados de los centros neurálgicos de las grandes ciudades, lo que no significa desconectados de ellos.

Igualmente se debe incentivar el emprendimiento rural, principalmente en todo lo que implica transición ecológica, pero también el empleo verde ligado al medio ambiente y fuentes de energía renovables.

Junto a ello, se han de facilitar el acceso de "regreso" a las zonas rurales para todos aquellos que quieren huir de espacios urbanos, posibilitando mejoras fiscales para el emprendimiento, asesoramiento, acceso a terrenos a coste barato, o incluso coste cero, posibilidad de alojamientos a precios reducidos, fomentando el teletrabajo e incluso mejorando las conexiones de transporte público.

Sin duda hay un buen puñado de acciones que mejorarían el objetivo de parar el abandono rural basadas en experiencias conocidas, y muchas más que podrían derivar de proyectos innovadores, pero sin voluntad política el camino es imposible de recorrer.