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Mujer, feminista y autónoma

Soy mujer, feminista y tengo actitudes machistas (muy a mi pesar).

Me resulta de una gran responsabilidad escribir un artículo sobre la mujer, sobre el por qué reconozco imprescindible ser feminista en nuestros días y sobre por qué han sido feministas quienes nos han traído hasta este lugar que hoy disfrutamos y hasta este lugar desde donde debe partir nuestro trabajo para continuar el camino de la lucha por la igualdad real entre mujeres y hombres.

Nuestra representación numérica en el contexto del trabajo por cuenta propia es alto, casi el 40% del total de los trabajadores autónomos somos mujeres. 

Desde un enfoque de género el trabajo autónomo también tiene sus peculiaridades porque las mujeres autónomas nos enfrentamos a retos diarios exclusivos por el hecho de  ser mujeres. No sólo cuando desarrollamos nuestra actividad en sectores altamente ocupados por hombres como la construcción o el transporte sino en general y con independencia del sector profesional.

Desde el propio entorno familiar el hecho de emprender para una mujer se ve muchas veces frenado de inicio con montones de argumentos que exponen dudas sobre nosotras mismas como gestoras y sobre nuestros proyectos y nuestra integración en el mundo empresarial. En muchos casos esto sólo retrasa algo la toma de la decisión, pero en otros la respuesta negativa de nuestro círculo hace que volvamos a plantearnos si el proyecto será viable,  que dudemos de si seremos capaces, de si tendremos la vocación necesaria o  la energía que se supone requiere sacar adelante un proyecto empresarial y personal  propio desde el autoempleo,   cuya filosofía desarrollaremos nosotras mismas y cuyos valores coincidan con los nuestros. 

Por desgracia algunas mujeres altamente creativas en la búsqueda de alternativas y de nuevas soluciones a necesidades existentes nunca hacen realidad sus sueños profesionales desde el emprendimiento por no estar preparadas para superar esa primera barrera de  argumentos en contra en el entorno más cercano que acaban por pesar más que sus propias ambiciones. 

En un segundo término hay una barrera en el acceso a la financiación. En las entidades bancarias los planes de empresa presentados por mujeres se estudian menos y se rechazan antes. Además en muchos casos, cuando se conceden, las condiciones son menos ventajosas que en caso de ser proyectos presentados por hombres a la entidad.

Esta dificultad para acceder a préstamos en condiciones de igualdad hacen imprescindible planes específicos por parte de la administración, planes de microcréditos y financiación femenina de uso exclusivo para mujeres que garantice que podamos acceder a financiación con independencia de nuestro género.

Otro de los problemas de las mujeres autónomas es que en muchos casos acoplamos nuestros proyectos  profesionales a nuestras vidas personales por lo que en muchos casos las decisiones se toman desde la necesidad personal ante la obligatoriedad de atender ciertas cuestiones familiares en vez de resolver las cuestiones profesionales centrándose en las oportunidades del negocio, en su temporalidad, en sus características propias, en los valores de la marca o en la estrategia comercial previamente definida.

Todo esto hace que el negocio se resienta y por tanto termine por no llegar a ser todo lo rentable y duradero que podría llegar a ser sin todas estas dificultades del día a día.

Para cambiar esto necesitamos un nuevo modelo de sociedad  en el que la vida personal y profesional puedan unirse de forma que una enriquezca la otra y viceversa y que de paso permita que las mujeres que lo deseen sean madres.  Para ello es fundamental la educación ciudadana sobre conciliación y asunción por parte de los hombres de las tareas del hogar y los cuidados.

También creo que sería muy bueno generar canales de acceso a formación en materia de emprendimiento desde una perspectiva de género en torno a contenidos empresariales, de empleo, de empoderamiento, de crecimiento personal y autoestima entre otras temáticas, precisamente para que nosotras mismas seamos conscientes y asumamos que tenemos la oportunidad de ocupar el puesto que queramos cuando queramos, que seamos conscientes de que a veces nosotras mismas dejamos pasar las oportunidades por no creernos a la altura cuando la realidad es que seguramente sí estamos a la altura.

Nani Arriaza es autónoma del sector audiovisual, además de Secretaria de Organización de Red Autónomos y Miembro del comité de empleo, formación y desarrollo de BPW-International 2021-2024