Como cada vez que comienza un nuevo año, este lo empezábamos con la ilusión de estar ganando el pulso al coronavirus, ese virus que destrozó familias y que se encargó de terminar con pequeños negocios y con muchos de los trabajadores y trabajadoras autónomos de nuestro país.
El sector de la hostelería y el turismo quedó herido de muerte. Cientos de locales bajaron sus persianas y quedaron con deudas que en la mayoría de los casos les llevó al cierre definitivo. A eso le llamábamos pandemia, la misma que llevó a la muerte a cientos de personas e incentivó y provocó un caos económico incalculable y con daños irreversibles para nuestros autónomos y autónomas.
Pero cuando creíamos que habíamos doblegado a la maldita y letal enfermedad, ya cenábamos en navidad con los nuestros, aunque la conversación familiar ocupaba la mayor parte en qué pasaría con Rusia y Ucrania. Se detectaba en el ambiente que el mundo, en pleno año 2022 no permitiría un conflicto armado. Los valientes y siempre atrevidos autónomos y autónomas que comenzaban el año con la ilusión de poder seguir trabajando y luchar por levantar sus pequeños negocios e iniciar nuevos retos empresariales, se ven truncados nuevamente por un conflicto armado que el Presidente ruso inició hace ya varias semanas.
Los precios de carburantes y energía se han disparado a límites nunca vistos, hasta tal punto, que camioneros y profesionales del transporte paran su actividad y por tanto nuestros autónomos y autónomas se verán abocados a una nueva crisis. Y claro, con ellos todo el sector de producción, donde éstos son imprescindibles para el abastecimiento de la población. Tendremos que decidir entonces, si pagar el recibo de la luz y el gas o ir a comprar a las tiendas al doble de precio productos de primera necesidad.
Nuevamente se me antoja un futuro inquietante. Las medidas a tomar deberían ser al menos, como en la pandemia. ERTES y ayudas para las actividades afectadas, autónomos y autónomas, microempresas y garantizar suministros de energía y gas mientras dure esta incomprensible guerra y sus consecuencias posteriores.
Espero que nuestros gobernantes estén a la altura de las circunstancias y dejen sus diferencias políticas para otros tiempos. Es el momento de estar nuevamente con quien lo necesita y es por ello que pedimos medidas urgentes para paliar en lo posible el duro panorama que se nos presenta. No podremos aguantar más tiempo sin generar ingresos para hacer frente a nuestros pagos, muchos de los cuales aún arrastran desde la pandemia.