Trabajar desde casa es un sueño para muchos, pero cuando llega el momento de afrontar el teletrabajo empiezan a aparecer los problemas, puesto que muchas veces no se prepara el puesto de trabajo desde el punto de vista ergonómico. El resultado es que al final de la jornada aparecen los típicos dolores de espalda, la pesadez de piernas y otros síntomas que nos indican que hemos estado forzando nuestro cuerpo.
El teletrabajo puede ser muy positivo, pero para poder abordarlo hay que hacer primero un repaso a los ajustes que debemos hacer desde el punto de vista ergonómico, porque si estamos cómodos la jornada pasará mucho más rápido, seremos más productivos y no padeceremos dolores musculares.
A continuación ofrecemos algunas orientaciones ergonómicas para desarrollar el teletrabajo con seguridad:
Crear una oficina práctica
Las redes sociales están llenas de ejemplos de oficinas bonitas, pero a la hora de trabajar debemos dar prioridad a la comodidad y la ergonomía por encima de todo. El puesto de trabajo que tenemos en casa debe ser lo más similar posible a lo que podríamos encontrar en cualquier oficina.
Hay que cuidar la altura a la que estamos sentados, que nuestros pies puedan apoyar cómodamente en el suelo y las rodillas formar un ángulo recto. Si no es así, habrá que recurrir a un reposapiés.
En cuanto a la silla, debe permitirnos mantener la posición recta pero sin llegar a ser demasiado rígida. Por eso, lo aconsejable es contar con una silla de escritorio que además tenga reposabrazos.
Si el trabajo en casa es algo esporádico se pueden buscar formas de adaptar el mobiliario casero, pero si se va a trabajar de forma continuada desde la vivienda sería una muy buena opción hacer una inversión en mobiliario de oficina.
De momento podemos adaptar un reposapiés con algunos libros viejos y hacer que la silla nos resulte algo más cómoda con ayuda de algún cojín que nos aporte soporte en la zona lumbar.
Iluminación y ruido ambiental
Cuando trabajamos durante horas no solo forzamos nuestros músculos, también los ojos se pueden ver afectados y nuestra mente acusa el cansancio, así que hay que buscar fórmulas para que sufran menos.
La luz natural no solo mejora la visibilidad, también el estado anímico. Así que, en la medida de lo posible, intentaremos instalar la oficina en una estancia que tenga una buena luz natural. Pero no podemos olvidarnos de complementarla con una buena luz artificial directa y que no produzca sombra. Un flexo de luz LED puede ser una alternativa interesante en estos casos.
En cuanto al ruido, este puede ser un grave problema para la concentración e incluso puede provocar dolores de cabeza. Para evitarlo hay que buscar una estancia en la que se pueda trabajar lo más tranquilo posible.
Lo ideal es tener una habitación en casa que apenas tenga uso y se pueda usar para montar la oficina, pero si esto no es posible y hay que compartir espacio con otras personas, habrá que establecer unas reglas de convivencia que permitan al trabajador desarrollar su tarea lo mejor posible.
Ventilación de la estancia
Por muy limpia que esté la casa es normal que se acumulen contaminantes biológicos o artificiales que acaban generando alergias, dermatitis y otras molestias. Esto se puede evitar con algo tan sencillo como ventilar la estancia periódicamente. Basta con hacerlo unos minutos antes de iniciar la jornada o justo después de la misma.
Temperatura del lugar de trabajo
Trabajar con mucho frío puede ser tan incómodo como hacerlo con mucho calor. Si en una oficina normalmente estamos a una temperatura de entre 20ºC y 24ºC según la época del año en la que nos encontremos, al trabajar desde casa deberíamos controlar el ambiente térmico.
También puede venir muy bien usar un humidificador para aportarle algo de humedad al ambiente. Esto evitará problemas como la sequedad en las mucosas y en los ojos.
La importancia de hacer descansos
Cuando estamos en la oficina interrumpimos nuestra jornada para tomar un café o sencillamente para estirar las piernas, y al trabajar desde casa deberíamos hacer lo mismo. No por estar en nuestro domicilio debemos forzar nuestro cuerpo y nuestra mente a trabajar más.
Nos sentiremos más descansados a todos los niveles si cada cierto tiempo hacemos una breve pausa. Esto nos ayuda a desconectar, nos permite activar la circulación sanguínea y además también hace que los ojos descansen de estar mirando constantemente a la pantalla del ordenador.
Conciliar
Una vez que tenemos nuestra oficina bien montada y podemos trabajar con tranquilidad no debemos olvidarnos de la importancia de conciliar. Todos los que trabajan desde casa tienen la tentación de alargar su jornada un poco más, porque siempre hay cosas que hacer, pero esto es un error.
El trabajador que afronta su jornada laboral desde casa debe dedicarle las mismas horas que haría en su oficina. Pasadas las mismas le toca apagar el ordenador y dedicarse a otra cosa, porque descansar cuerpo y mente es totalmente esencial para seguir rindiendo en el trabajo.
Con unos pequeños ajustes en cuanto a mobiliario y teniendo claro que teletrabajo no es sinónimo de trabajar todo el día, la experiencia de trabajar desde casa puede resultar muy positiva tanto para los empleados como para los empresarios.