Se considera empresa familiar a aquella, que independientemente de su tamaño (pyme o multinacional) y de su forma jurídica (individual o sociedad), está en manos de una o más familias; las cuales poseen el capital (o la mayoría de él), controlan la gestión o gobierno, y tienen como objetivo mantener la empresa en la familia con la incorporación de las siguientes generaciones.
Requisitos
El Grupo Europeo de Empresas Familiares (GEEF) determinó en marzo de 2008 los requisitos que una empresa familiar debe cumplir para recibir dicha denominación:
Control del voto:
La mayoría de los votos deben ser propiedad, de forma directa o indirecta, del fundador o los fundadores de la empresa, o de la persona que adquirió su capital social (la que la compró), de los sucesores, o de la familia (mujer, hijos, padres, nietos…).
Las empresas que cotizan en bolsa, al tener su capital muy fragmentado, se considera que mantienen la propiedad cuando los mismos sujetos del párrafo anterior poseen al menos el 25% de los derechos de voto, es decir, de capital social. El porcentaje de propiedad debe ser suficiente para que la familia pueda ejercer influencia sobre la gestión y dirección de la empresa.
Control de la gestión:
La gestión de la empresa puede ser realizada por ajenos a la familia sin que la misma deje de ser familiar, pero al menos un integrante de la familia o pariente debe participar en la dirección de la empresa.
Asesoría profesional para pymes y autónomos
Ventajas fiscales
Aunque la cantidad varía según cada Comunidad Autónoma, las empresas familiares tienen grandes ventajas en el Impuesto sobre el Patrimonio (exención en las acciones o participaciones sociales de empresas) y bonificaciones de hasta el 99% en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones.
Claves para gestionar una empresa familiar
Las características intrínsecas de la empresa familiar hacen que su continuidad es ocasiones resulte más difícil que en otro tipo de sociedades. Para alargar la vida de la empresa familiar y mejorar su gestión, recomendamos:
Mantener unas buenas relaciones familiares.
Organizar y planificar la sucesión mediante un protocolo familiar.
Delimitar los derechos y obligaciones de los miembros de la familia respecto de la empresa.
Analizar con objetividad las capacidades profesionales de los miembros de la familia para asignarle función según valía.
Determinar los roles de cada miembro de la familia en la gestión de la empresa de una forma clara.
Mantener separado el patrimonio familiar y el personal. He vivido en empresas familiares en las que “se metía la mano” en la caja de la empresa para pagar los gastos de la cesta de la compra familiar.
Exigir la misma formación, reciclaje y méritos que se exigirian en otras empresas no familiares.
Que los órganos de gestión de la empresa no sean informales.
Mantener valores empresariales y los factores que les llevaron al éxito, sin perder la cultura del esfuerzo y del emprendimiento del fundador.