Expresiones tales como “todas las mujeres son iguales” o “todos los hombres son iguales” son inadecuadas y, normalmente, desafortunadas, pues están basadas en roles de género y en estereotipos.
Al conjunto de normas culturales y sociales se le denomina roles de género, estos marcan la diferencia entre personas en cuanto a cómo deben actuar, cómo deben sentir y cómo deben ser. En épocas anteriores, las actividades que tenían que ver con el cuidado y la reproducción se asociaban al rol femenino y aquellas que tenían que ver con la manutención, protección y trabajo se asociaban al rol masculino.
A partir de estos roles se originan los estereotipos, que fijan los distintos papeles que asumen los hombre y las mujeres en la sociedad.
La valoración entre los estereotipos femeninos y masculinos es distinta, los primeros tienen un valor negativo mientras que los segundos gozan de un valor positivo. Esta valoración tan diferente justifica y explica la posición tan distinta entre hombres y mujeres en la sociedad, y también explica la actuación y la intervención tan diferente que tienen ambos en la sociedad.
El objetivo de la igualdad de oportunidades no es cambiar las ideologías ni la forma de pensar, si no de beneficiarse de la capacidad de todas aquellas personas que componen la sociedad. Y por ello es importante señalar que la comunidad no se enriquecerá de las aportaciones de las personas si no se ofrecen las mismas oportunidades a todos para demostrar sus capacidades.
Estereotipos como el de "mujer tenía que ser" (cuando una mujer va al volante) o "los hombres no lloran" son opiniones generalizadas fundamentadas en ideas preconcebidas, impuestas como un cliché a las personas que pertenecen al grupo al que se alude. Vinculados normalmente a discriminaciones y prejuicios sociales ofreciendo una visión simple y generalizada, muy difícil de modificar porque se difunde de generación en generación.
Estas descripciones están realizadas de forma subjetiva y no objetiva, sirviendo como excusa para el acoso de las mujeres y también de aquellas personas cuyos pensamientos, opciones y capacidades son diferentes. Además son comportamiento que tienen a excluir la diversidad, negando que cada persona es diferente en sí, no por ser hombre o mujer, sino por la influencia de diferentes factores sociales, culturales y ambientales.
En el ámbito laboral, todo esto tiene reflejo en las discriminaciones que sufren las mujeres cuando se queda embarazada o con las personas con diferentes orientaciones sexuales.
Para acabar con los anteriores estereotipos y sus repercursiones negativas en el ámbito laboral se debe:
Denunciar cualquier discriminación, situación de acoso o de violencia de género.
Facilitar formación sobre diversidad e igualdad de oportunidades para aquellas personas que se encargan de la selección de personal y orientación laboral.
Conceder medidas que concilien la vida personal con la laboral.