Para que un particular o un autónomo puedan acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad deben cumplir varios requisitos que tienen que ver con la cuantía de la deuda, el patrimonio del deudor y su forma de actuar.
La Ley de Segunda Oportunidad en España establece un procedimiento que quiere ser una ayuda para aquellos que se han sobreendeudado y han llegado a un momento en el que no pueden hacer frente al pago de todas las obligaciones que tienen pendientes. Pero hay un límite.
A la Segunda Oportunidad solo se puede acceder en caso de que la deuda pendiente de pago (o la suma de diferentes deudas pendientes) no supere los 5 millones de euros.
En la práctica este es un requisito bastante fácil de cumplir, porque es un procedimiento orientado a personas naturales (particulares o autónomos) y es complicado que estas lleguen a endeudarse tanto antes de empezar a tener problemas de liquidez.
Otro de los requisitos para acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad es que es necesario que el deudor ponga todo su patrimonio a disposición de los acreedores para intentar así sufragar las deudas pendientes. No obstante, si se trata de un autónomo puede conservar aquellos bienes que sean imprescindibles para poder desarrollar su actividad profesional.
Para poder acceder a la negociación, e incluso a la exoneración total de la deuda, el deudor debe acreditar que ha intentando pagar todo lo que le ha sido posible. De ahí la necesidad de que liquide su patrimonio para demostrar que de verdad hay intención de pagar pero no hay recursos suficientes para ello.
La buena fe se exige como requisito para solicitar la Ley de Segunda Oportunidad, pero es un concepto jurídico indeterminado que puede llegar a ser muy amplio. En este caso, se entiende que hay buena fe si el deudor ha hecho todo lo posible por pagar y aún así no lo ha conseguido.
Algunas conductas que demuestran su buena fe son:
De todo lo anterior se desprende que lo que se le pide al deudor para poder acogerse a este procedimiento es que demuestre que de verdad carece de recursos para poder vivir dignamente si tiene que seguir pagando todas las deudas, así como que tiene voluntad de pago y ha hecho todo lo posible para librarse de sus obligaciones.
Con esto lo que se intenta evitar es que solicitar la Ley de Segunda Oportunidad se convierta en un simple mecanismo de liberación de deudas, ya que se trata de una medida extraordinaria de auxilio para particulares y autónomos que realmente tienen un problema de sobreendeudamiento y no pueden salir de él sin ayuda.