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Las licitaciones en las alcaldías descienden de manera considerable.

 

Los ayuntamientos, uno de los factores de esperanza para muchas empresas locales, han visto cómo sus inversiones en obra pública se han visto mermadas en este comienzo del 2011.

Uno de los grandes motivos por los cuales los consistorios han perdido esa capacidad de contratación no es otra que el impedimento por parte del gobierno de endeudarse, sobre todo a aquellos ayuntamientos que no hubiesen tenido una economía demasiado saneada durante los años anteriores a las restricciones que propone el gobierno.

 

La bajada de la inversión en obra pública se ha traducido nada menos que en seis veces menor que la inversión realizada en el año anterior. Según el diario Expansión, la inversión económica ha pasado de ser de 541,3 millones de euros a unos 85,3 millones. Con esta cifra damos con esas seis veces menos de inversión.

 

El mismo diario insiste también en que no sólo los ayuntamientos se han visto afectados por la restricción de deuda sino que el propio ministerio de fomento ha tenido que reducir su gasto en licitaciones. Así, no es de extrañar que la Confederación Nacional de la Construcción haga saber su descontento hacia lo que ellos consideran un retroceso en lo que consideran una inversión productiva.