El teletrabajo no es algo nuevo, pero en España son muchas las empresas que lo están aplicando ahora por primera vez, y eso supone una novedad tanto para las organizaciones como para sus empleados.
Pasados los primeros días de adaptación, es normal que trabajadores que están acostumbrados a trabajar en una oficina rodeados de compañeros se sientan algo menos motivados para afrontar su tarea, y la cosa empeora a medida que van pasando los meses.
Por eso, una de las labores del empresario es motivar a esos empleados que ahora tiene trabajando en remoto. Hay que ser capaces de establecer una buena comunicación, que el trabajador no se sienta solo en ningún momento y sepa siempre lo que tiene que hacer y lo que se espera de él.
Cambiar el control por la confianza
Cuando el trabajador está en su casa sus jefes no pueden controlar lo que está haciendo y si realmente está detrás del ordenador cuando se supone que debe estarlo. Lo que hay que hacer en estos casos es dejar de lado la cultura del control y apostar por la de la confianza.
En la mayoría de los casos los empleados son personas responsables que se esfuerzan para que su trabajo salga bien. Si se confía en ellos y se les da algo más de libertad, los resultados suelen ser muy positivos. Además, esto contribuye a que se sientan más valorados y motivados.
Definir bien los objetivos
El empleado que no está en una oficina no habla todos los días con sus jefes y puede estar algo más “desconectado” de la realidad empresarial. Para evitar esto hay que ayudar al trabajador a enfocar sus tareas.
Todos somos más productivos a la hora de trabajar y lo hacemos con más motivación si tenemos claros cuáles son nuestros objetivos a corto, medio y hasta largo plazo.
Comunicación y empatía
Hay que procurar que la comunicación horizontal y vertical siga fluyendo aunque no los empleados ya no compartan el mismo espacio físico. Para ello se recomienda hacer uso de herramientas de comunicación digitales sencillas y prácticas, que además contribuyen a paliar la sensación de soledad.
Por otro lado, es momento de practicar la empatía más que nunca. El empleado que está en casa no solo tiene que atender sus obligaciones laborales, es posible que debido a la situación de pandemia tenga otras preocupaciones como cuidar de sus hijos si estos tienen que hacer cuarentena en casa, o atender a un familiar enfermo. Todo esto debe ser tenido en cuenta por la empresa a la hora de moderar su nivel de exigencia.
Ofrecer unas condiciones de trabajo adecuadas
A día de hoy el teletrabajo no está regulado y empresas y empleados no tienen muy claro quién tiene que poner los medios para que el trabajo se desarrolle con normalidad y preservando la salud laboral.
A pesar de ello, la empresa debe poner de su parte para asegurarse de que sus empleados tienen todo lo que necesitan para trabajar desde casa y, si no es así, ponerlo a su disposición lo antes posible. Esto incluye desde equipos informáticos a mesas y sillas ergonómicas e incluso formación en competencias digitales.
Trabajar en casa tiene unas condiciones especiales a las que no todo el mundo se adapta rápidamente. Las empresas deben ser conscientes de esto y ofrecer todo el apoyo posible a esos empleados que ahora trabajan en remoto, porque cuanto más contento esté el trabajador, más productivo será.