Obtener financiación no siempre es fácil para los autónomos. En muchos casos las entidades bancarias y de crédito les exigen contar con un aval. Afortunadamente, las Sociedades de Garantía Recíproca, como Aválam, pueden ser de gran ayuda para que los profesionales que trabajan por cuenta propia puedan acceder al dinero que necesitan para desarrollar su actividad.
¿Qué es un aval?
Para entender lo complejo que puede ser para un autónomo obtener un aval, primero conviene saber de qué estamos hablando exactamente.
El aval opera como garantía en las operaciones de crédito y préstamos. De esta forma, si quien recibe el dinero no lo devuelve, el acreedor podrá exigir el pago de la deuda al tercero que ha actuado como avalista.
La figura del aval permite al acreedor tener una mayor tranquilidad a la hora de prestar dinero porque, si quien recibe el préstamo no paga, el prestamista puede dirigirse contra el avalista y sus bienes para satisfacer su crédito.
La dificultad de encontrar un aval siendo autónomo
En el caso de los autónomos el acceso a la financiación puede llegar a ser especialmente complicado, porque sus ingresos nunca están asegurados. Un profesional puede facturar una cantidad muy alta un mes y pasarse los siguientes dos meses sin ingresar nada, y esto es un gran riesgo para las entidades bancarias.
Es por eso que al autónomo se le suele pedir que presente un aval. ¿Qué puede hacer entonces? Lo más fácil parece recurrir a un familiar o una persona de confianza, pero esto no es una buena idea, porque este tercero que actúa de buena fe podría estar poniendo en riesgo su patrimonio personal.
Y si no hay avalista no hay préstamo, lo que pone al autónomo en una situación especialmente delicada, puesto que el dinero que está pidiendo a la entidad bancaria o de crédito puede ser vital para la supervivencia de su negocio.
Las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) como solución
Una SGR es una entidad sin ánimo de lucro que facilita a los autónomos el poder acceder a la financiación que necesitan, actuando ella misma como avalista.
La Sociedad de Garantía Recíproca está formada por socios partícipes (las pymes y autónomos que se benefician de su aval) y los socios protectores (Administraciones Públicas, Cámaras de Comercio, etc.) Todos ellos se encargan de aportar el dinero que será utilizado en caso de que haya que ejecutar el aval.
Esto implica que para contar con el aval de una SGR el autónomo debe ser socio partícipe de la misma. ¿Qué ventajas tiene esto para él?
Al formar parte de una SGR el profesional ya no tiene problemas para conseguir un aval y, en consecuencia, puede acceder a la financiación que necesita y hacerlo incluso con condiciones más favorables en cuanto a plazos de amortización e intereses a pagar.
Además, la Sociedad de Garantía Recíproca no solo garantiza el préstamo, sino que ayuda a los profesionales y les asesora sobre la viabilidad de sus proyectos.
En cuanto a las entidades de crédito, estas se muestran mucho más dispuestas a prestar dinero a los autónomos cuando estos cuentan con en respaldo de una SGR, porque saben que se reduce el riesgo de insolvencia y que la propia Sociedad de Garantía Recíproca se involucra para valorar la viabilidad de la operación.
En un momento tan complicado como el actual, contar con el aval de una SGR puede marcar la diferencia entre conseguir la financiación que el autónomo necesita para continuar adelante con su proyecto profesional, o tener que renunciar a la posibilidad de obtener un préstamo. Por eso, este tipo de avales son una opción a tener muy en cuenta.