El sector de energías renovables ha mostrado un notable crecimiento en los últimos años a nivel europeo, pero ha experimentado una caída en el caso español, al contrario de lo que indicaban las previsiones. Su evolución, no obstante, está muy condicionada por las subvenciones que pueda recibir de la Administración.
Entre las empresas que operan en el sector podemos encontrar dos tipos: aquellas de carácter generalista que incorporan el área de energías renovables como una ampliación de su oferta, y las que desde un inicio o progresivamente se han centrado en el campo de las energías renovables de forma exclusiva o predominante.
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En gran parte del país, las energías renovables se encuentran todavía en una etapa de introducción, siendo escasa la aportación que realizan dentro del global de la estructura energética nacional. Los principales ámbitos de actividad se centran en la energía solar, si bien se constata un cierto interés de la Administración por el desarrollo de la energía eólica a través de diferentes planes autonómicos (por ejemplo, el Plan Eólico de la Comunidad Valenciana).
Las empresas identificadas en el sector han sido creadas recientemente, siendo la forma jurídica a adoptar por las mismas la de sociedad limitada.
En términos de volumen de negocio, éste puede variar sensiblemente en función de variables tales como los servicios ofrecidos o el tipo de cliente. Para una empresa mediana puede rondar los 400.000€ anuales.
La cartera de clientes está formada mayoritariamente por particulares y en un segundo lugar, por empresas. La Administración también demanda instalaciones de renovables, pero el acceso a estos trabajos es más restringido (es a través de concursos).
La principal amenaza a la que se enfrenta el sector procede del desconocimiento que existe entre el público en general acerca de las ventajas que representa el uso de energías renovables.
La labor que se está llevando a cabo desde las Administraciones Públicas en forma de ayudas y subvenciones a los proyectos destinados a la implantación de este tipo de energías constituye un elemento fundamental para la difusión de las mismas. No obstante, supone, a su vez, que los clientes dependan en exceso de ellas a la hora de decidir si poner en marcha o no un proyecto de estas características.
Un punto fuerte con el que cuentan las empresas a la hora de ofrecer estos servicios son las ventajas económico-financieras que pueden obtener los clientes: rentabilidad entorno al 10% y retorno de la inversión en unos 10 años, según algunas estimaciones.
La principal fuente de ingresos procede de proyectos "llave en mano".
El precio se fija en función de una serie de variables tales como las horas de trabajo y los materiales empleados. A la cuantía resultante se le suele añadir un margen de beneficio a obtener.
Las claves para llevar a cabo una venta efectiva se centran en, por un lado, ofrecer al cliente una exhaustiva información sobre el valor de la instalación y por otro, la profesionalidad del equipo para conseguir el mejor rendimiento.
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Punto de partida: Experiencia previa en proyectos de ingeniería, instalaciones o actividades relacionadas y con características similares.
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Concepto de negocio: Diseño (y ejecución) de proyectos para la optimización del gasto en consumo energético mediante la utilización de fuentes de energías renovables.
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Claves competitivas: Solvencia técnica. Servicio integral. Ofrecer una visión económico-financiera clara del proyecto al cliente (ventajas en términos de rentabilidad, retorno de la inversión, etc.).
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Aspectos críticos: Escaso conocimiento por parte del cliente final de los usos y beneficios de las energías renovables. Dependencia de las subvenciones de la Administración.