Cualquier emprendedor que ponga hoy en día en marcha un negocio es muy consciente de que ya no sólo compite con las empresas que tiene a su alrededor, sino que gracias a las nuevas tecnologías esa competencia se produce a nivel global.
Lo habitual es que una empresa empiece su andadura intentando establecerse a un nivel más local o regional, pero a medida que el negocio crece es necesario plantearse nuevos objetivos y ampliar el mercado al que se dirigen los productos o servicios ofertados, iniciándose entonces la fase de internacionalización.
La principal causa de internacionalización es la saturación del mercado interno. Algunos mercados están tan saturados que ya no hay espacio para nuevas empresas, y si lo hay la cuota de mercado no es tan alta como para que sea rentable, así que la única solución es intentar buscar más clientes en otro ámbito regional.
Igual que las empresas españolas inician actividad en otros países, también empresas extranjeras llevan a cabo un proceso de internacionalización en España. Cuando esto ocurre, algunas empresas nacionales se ven abocadas a iniciar ellas su proceso de internacionalización para hacer frente a su competencia en su país de origen.
Siguen existiendo mercados emergentes que pueden llegar a ser muy interesantes para las empresas de ciertos sectores. En estos casos la internacionalización se produce como una medida para buscar un mercado en el que exista menos competencia o en el que se puedan vender productos que están en una etapa diferente de su ciclo de vida. Por ejemplo, las marcas de telefonía venden sus modelos más anticuados en los países en vía de desarrollo.
La inversión de empresas es un determinado territorio es sinónimo de crecimiento y generación de empleo para esa región y es por ello que muchos gobiernos establecen interesantes incentivos como beneficios fiscales, lo que funciona como un importante atractivo para aquellas empresas que están pensando vender más allá de sus fronteras nacionales.
Jugárselo todo a una misma carta puede ser demasiado arriesgado, de forma que estar presentes en varios mercados es para algunas empresas la mejor manera de minimizar los riesgos y de poder sobrevivir en caso de surgir crisis locales.
Todas las empresas necesitan nuevos avances tecnológicos y/o materias primas y con frecuencia estar cerca de la fuente de esas tecnologías o insumos es una buena forma de ganar ventaja competitiva y además ahorrar costes, lo que explica la presencia de ciertas empresas en algunos lugares.
Las razones por las que una empresa decide estar presente más allá de las fronteras del país en el que ha nacido pueden ser muy variadas y además muy diferentes entre sí, pero detrás de ellas siempre está la idea de seguir avanzando y aventajar a la competencia.
Pero el proceso de internacionalización no es sencillo, ni mucho menos barato. Si está mal planificado puede llevar a la ruina a una empresa que era solvente antes de dar el paso de emprender su aventura fuera de las fronteras nacionales. Por eso, independientemente de la causa o causas que hayan impulsado a la internacionalización, la clave está en planificar bien el proceso.