Un equipo de trabajo es una unidad de personas (grupo) que colaboran entre sí para alcanzar un objetivo común.
Los beneficios que se derivan para sus integrantes (afiliación, desarrollo personal y profesional, apoyo, reconocimiento y retroalimentación) repercuten positivamente en el rendimiento del equipo y hacen que los logros conseguidos por el mismo sean superiores a la suma de los logros individuales.
Pero no siempre se consigue este resultado. Cuando el equipo no trabaja como una unidad sino como un conjunto de individuos entre los que no se dan los beneficios enunciados en el párrafo anterior, el resultado es que los logros del conjunto no superan la suma de los logros individuales, con el agravante de que las relaciones pueden resultar más complicadas.
Ventajas del trabajo en equipo en pymes y micropymes
El valor intrínseco del equipo de trabajo son sus integrantes. Las pymes y microempresas que reconocen este hecho y trabajan como un equipo, aumentan su capacidad productiva, su creatividad y, por lo tanto, su competitividad. Además:
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Las decisiones y objetivos de la empresa son mejor aceptados, comprendidos y llevados a cabo cuando son tomados conjuntamente entre la dirección y los empleados. También aumenta el grado de compromiso y mejora la coordinación entre los miembros del grupo, y entre diferentes grupos (si los hubiera), puesto que toda la organización está al corriente y comprende la dirección de la empresa.
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La comunicación que se establece entre los miembros de la organización, tanto entre compañeros como entre dirección y compañeros, crea sistemas de comunicación eficaces y directos que favorecen, además, el conocimiento interpersonal y, por lo tanto, el clima laboral.
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Cuanto más fluida sea la comunicación más posibilidades hay de que todos los miembros opinen aportando diferentes puntos de vista. La aportación de diferentes puntos de vista estimula la generación de ideas, la creatividad y ayuda a solucionar problemas (aumento de la competitividad).
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La suma de los esfuerzos individuales es menor que la unión de esfuerzos. Por lo que los equipos de trabajo son más productivos que las personas.
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Conocer las habilidades y cualidades de cada uno de los integrantes del grupo hace que la división del trabajo sea más eficaz y precisa, puesto que permite asignar las tareas en función de las mismas y no solo en función de los conocimientos.
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Las relaciones interpersonales y el sentimiento de afiliación, como ya hemos indicado en la introducción, aumenta el grado de satisfacción de los empleados disminuyendo, en consecuencia, el absentismo y la rotación laboral.
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Cualquier nuevo empleado se integrará más fácilmente en la empresa si el sistema de comunicación es abierto y fluido porque podrá acceder más rápidamente a la cultura de la organización y a los objetivos de la misma.
Posibles riesgos de una mala gestión en el trabajo en equipo
El trabajo en equipo y la comunicación fluida son un arma de doble filo que si no se gestionan bien pueden provocar las siguientes situaciones:
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Pérdidas de tiempo por la búsqueda excesiva de consenso y por una mala gestión de la comunicación (informar de forma individual y no cortar opiniones inapropiadas o que no están relacionadas).
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Pérdida del control de la organización o manipulación entre compañeros. Para evitarlo, las responsabilidades de cada integrante de la empresa deben ser claras y estar perfectamente definidas. Compartir información no significa compartir responsabilidad. Las decisiones, al final, las toma un individuo.
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Excesiva confianza en el grupo y pérdida del sentido crítico. El pensamiento grupal puede dar lugar a que ninguno de sus miembros se plantee realmente si las decisiones tomadas son acertadas o no.
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Sustitución o aparición de valores contrarios o diferentes a los de la organización. Es necesario que la persona que lidera el grupo recuerde los valores de empresa y corrija estos hechos cuando emergen, porque el sentimiento de grupo puede dar lugar a que sean aceptados y normalizados.
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Excesiva relajación y disminución de la productiva. La alineación del grupo puede hacer que los integrantes más productivos acomoden su capacidad a la media o incluso por debajo de la media.
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Segmentación del equipo por la creación de subgrupos afines y marginación generalizada de personas por sometimiento al pensamiento grupal. A veces basta con que una de las personas con mayor seguimiento en el grupo rechace a uno de sus componentes para que todo el grupo lo rechace. Este tipo de conductas se han de corregir de inmediato.