Dejar el trabajo para emprender

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La actual crisis económica está afectando a muchos trabajadores que están perdiendo su puesto de trabajo, pero también afecta a aquellos que aún lo mantienen. Las buenas condiciones que antes podían tener muchos trabajadores se han visto mermadas por las dificultades económicas, peores sueldos, reducción drástica de horas extras, y una menor estabilidad en el empleo son algunas de estas condiciones.

Tal situación está llevando a muchos trabajadores con inquietudes emprendedoras a plantearse el salto a montar su propio negocio.

La realidad de dejar el trabajo para emprender

Si se pregunta a la mayoría de los trabajadores cuál es la principal ventaja de dejar el trabajo para emprender un negocio por cuenta propia, una respuesta muy repetida es la de ser su propio jefe. Evidentemente según cómo se mire esto puede llegar a ser una gran ventaja, pero no es la única. Cuando el emprendedor tiene en mente un proyecto y decide ponerlo en práctica siempre encuentra otras razones, trabajar en lo que le gusta, poder adaptar su horario de trabajo para conciliarlo con su vida personal y familiar, poder disfrutar de una mayor libertad económica a largo plazo, poder crecer profesionalmente, son algunas de las ventajas que el emprendedor puede llegar a conseguir con su propio negocio.

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Pero hay que tener presente que dejar el trabajo para emprender no es un camino fácil, es posible conseguirlo, pero también se puede fracasar en el intento, por lo que hay que estar preparado y contemplar esta posibilidad. El primer elemento con el que el emprendedor ha de enfrentarse, después de haber madurado la idea y realizado el proyecto de negocio, es el de la financiación. Actualmente los bancos no ofrecen muchas facilidades para prestar dinero, por lo que las garantías exigidas son mayores. Las subvenciones tampoco se conceden con la misma facilidad que antes, por lo que será necesario tener financiación propia o conseguir socios o avalistas que permitan realizar la inversión inicial y mantener la empresa hasta que los clientes empiecen a llegar.

Aprovechar la formación y experiencia adquiridas

Superado este paso inicial, si el proyecto iniciado ha sido bien desarrollado desde el punto de vista comercial, tiene muchas posibilidades de salir adelante, es este el momento de aprovechar todos los conocimientos y experiencias adquiridas durante la anterior etapa profesional. La puesta en marcha de cualquier negocio, sea una pequeña tienda, un despacho profesional, o un portal en Internet, requiere de una apuesta firme, y el emprendedor ha de estar dispuesto a trabajar duro hasta conseguir su objetivo. De esta forma, una vez la empresa está consolidada, dejar el trabajo para emprender recompensará, tanto a nivel personal como a nivel profesional, el esfuerzo realizado.