La franquicia es una oportunidad de negocio que ofrece los beneficios del autoempleo y de una empresa, y elimina los riesgos de implantación de una marca comercial en el mercado. Optar por abrir un negocio franquiciado supone:
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Convertirse en empresario, es decir, asumir los riesgos y obligaciones derivados de la actividad empresarial y, por supuesto, disfrutar los beneficios.
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Minimizar los riesgos de emprender un negocio en solitario y sin reconocimiento de marca. El negocio franquiciado cuenta con el soporte técnico (en ocasiones también financiero) de la casa matriz (de la empresa a la que se adhiere mediante el contrato de franquicia), con un mercado ya abierto y desarrollado, con un modelo de gestión de eficacia probada y con la fuerza de ventas (campañas de marketing) de la misma.
Proceso de selección
Para la elección de la franquicia se necesita:
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Determinar los intereses personales, lo que se espera del negocio de cara al futuro y las habilidades y conocimientos que se tienen.
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Obtener información de las franquicias: sus condiciones, el historial, el número de franquiciados, el soporte que ofrecen… Para este paso es interesante utilizar los buscadores de franquicias online y hablar con otros franquiciados.
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Elaborar un presupuesto de inversión que cubra el canon de franquicia, el mantenimiento del local, los impuestos, las licencias y las nóminas de los empleados, durante, por lo menos, un año.
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Realizar un cuadro comparativo de las opciones más interesantes para poder elegir.
La elección de la franquicia debe estar basada en:
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La calidad del producto o del servicio y la rapidez con la que la marca comercial responde a sus clientes.
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Las posibilidades del sector. En la actualidad los sectores de máxima expansión son: la restauración y, especialmente, la comida rápida; los comercios dedicados a la venta masiva de productos o servicios uniformes (redes de retail); y el sector servicios.
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Las condiciones impuestas por la casa matriz y el respaldo ofrecido por la misma.